domingo, 25 de octubre de 2009

Sobredosis de café

Nunca lo habría imaginado,
Siete de la mañana un domingo cualquiera,

Despierto mejor que cualquier otro día de largo sueño,
Y todo, ¡maldita sea!, gracias a la cafeína;

Tiempo que no probaba ese sabor amargo en mi boca,
Recordé viejos amigos, viejas pláticas y viejos ayeres,
Recordé ese sabor al primer expreso que tome,
Y la sensación que me hizo sentir;

Desperté sin razón,
Mucho tiempo di vueltas en la cama intentando dormir de nuevo,
Y lo único que conseguí fue salir a la terraza a disfrutar de la niebla,
Rabia me dio al fijarme que no podía ver nada,

quería que los rayos del sol me dieran en la cara,
y tal vez así sentirme un poco mejor por las equivocaciones sucedidas en la noche;

muy ligueramente un rayo de luz atravesó la densidad,
pero así como lo vi, así desapareció;

di vueltas a mi cabeza, dándome cuenta que estaba rodeado de esta niebla,
Que de repente se disolvía y me dejaba ver la sierra,
y de repente no me dejaba ver nada;

sin embargo llego un momento en que la niebla no importo,
el sol se sentía sobre ella,
la luz inundo mis ojos,
y me di cuenta que aunque haya niebla, llueva, llegue la noche,
o cualquier otra cosa sea el caso,
el sol siempre va a estar ahí,
radiando y esperando que lo vea,
Estará ahí para darme la energía que necesito
y el calor que algunos no saben dar.


Mis intentos de sentirme bien terminaron cuando recordé que Betty me dijo que hoy se cambiaba horario, y en vez de ser las 8:30, resulto que era una hora más temprano; esto de levantarme muy temprano en weekends no me agrada nada. Al fin de todo, termine con un café de Coatepec de nuevo en las manos. xD